viernes, 25 de mayo de 2012

Centros cívicos y Servicios de Proximidad

Desglosemos “centro cívico” en dos palabras independientes. Por un lado, centro que nos sugiere equipamientos, infraestructuras, instalación... y por otro cívico, que tiene que ver con lo social, con ser ciudadano...Ahora unámoslas. ¿En qué piensas? Seguramente en nada.
Por suerte, creen tener una definición acertada para ignorantes como nosotros ¿los centros cívicos? “Son equipamientos socioculturales de carácter público”. No obstante, tenemos algo que decir.
Para comenzar, hablemos de los equipamientos. Estos parecen dar cobijo a ciertos servicios implantando así políticas de democratización de la cultura y democracia cultural, ofrecen un hogar a los miembros de algunas asociaciones y creen dar una familia a aquellos participantes ciudadanos. Pero debemos saber algo más; ese espacio es un tanto heterogéneo en el que podemos localizar a individuos que conforman redes relacionales, y por tanto hablamos de un espacio alejado del vacío. 
Los equipamientos destacan por sus diseños, pero se encuentran a la espera y pendientes de la diversidad de uso que a ellos se darán. Relacionar monumento e infraestructura es una tarea fácil, pero la verdadera dificultad reside en que aquello que se ofrece desde dentro logre proyectarse hacia la sociedad del momento. Pero... ¿a qué sociedad del momento nos estamos refiriendo? Es importante señalar que los equipamientos no miran más allá del tiempo y del espacio. Parecen estancarse en su forma de crear y ofrecer a la ciudadanía, olvidando que las sociedades homogéneas ya no existen y que por consecuencia las demandas no son las mismas. Por tanto, la respuesta cultural o social de los equipamientos se desvanece debido a que las políticas de las mismas solo miran a estos como salvadores de un estado de bienestar que sirve de casa común, sin ni siquiera buscar soluciones e ir de la mano de otras entidades o asociaciones ciudadanas, con una gestión mixta que ayudaría a nuevos planteamientos innovadores, pues precisamente partirían de sus necesidades.

En conclusión, los equipamientos no son más que contenedores pasivos que olvidan desde dentro la vida ciudadana que allí confluye. Esta ciudadanía ya no confía en la innovación de dichos equipamiento, son conscientes hasta tal punto de lo que allí se da y en sus mentes ya no cabe plantearse ¿es un edificio nuevo, que habrá dentro? Pues esta pregunta ya tiene respuesta: lo de siempre. Si todo lo que allí se da es equitativo y no cambia yo tampoco me molestaría en ir, es entendible. 

Tiene sentido mencionar que estas infraestructuras solo guardan presencia en los centros de las grandes ciudades. Es allí donde la política de estos equipamientos invierte mejor pues en teoría aquel mejor preparado atenderá a un mayor número de usuarios. Pero esto ya no es así. La política parece actuar con buena fe en este sentido, pero no nos podemos poner en sus manos pues olvida que no son simples usuarios, sino que son ciudadanos y todos necesitan estos recursos bañados en piedra. Por tanto, debemos evitar tener un destino fijado para estos equipamientos sin conocer a quienes van destinados, porque de ser así se crearán múltiples construcciones para una cosa y acabarán siendo utilizadas para otra. No caigamos en este relativismo. 
Evitemos que los países se rivalicen para crear la mayor y mejor infraestructura, que solo deslumbren hacia el exterior, y apostemos por conocer un poco más de ellas para saber dónde ubicarlas. No hagamos que los equipamientos, que dan espacio al arte y la cultura, se constituyan por un hacer por hacer. 
Para terminar, el rol que cumple la ciudadanía hoy en día está dejando paulatinamente de existir. Ya no somos escuchados ni tenidos en cuenta, a pesar de que todo aquello que se hace desde las administraciones, va dirigido hacia nosotros. 
La implicación para construir y mantener mi ciudad no está presente porque no llego a visualizar la innovación a pesar de hacer patentes mis necesidades. Un ejemplo, lo encuentro diariamente por las calles, las pinturas que las paredes recorren las fachadas de casas demuestra la falta de espacios que se les otorga a los jóvenes para demostrar su talento callejero. 
La gente busca y busca espacios donde estar bien, pero no los encuentra y obviamente estamos cansados. Todo ello desencadena un distanciamiento entre los propios ciudadanos, e incluso conflictos con los inmigrantes. Por tanto, no existen actividades conjuntas y el propio contacto y entretenimiento terminamos encontrándolo en casa individualmente. 
Necesitamos otra renovación desde dentro de estos equipamientos para notar todo aquello que antes nos hacia movernos y participar, pues esos espacios siguen estando pero debemos hacer que estén también de puertas para dentro.
Os dejo imágenes de diferentes espacios públicos que representan claramente el “contenedor” de los equipamientos:


  • Biblioteca Pública de Kansas (Missouri, Estados Unidos)






  • Museo Guggenheim (Bilbao, España)



  • Centro Cívico (Santa Mónica) 

No debemos olvidemos que ese contenedor y contenido también podemos encontrarlo en la propia forma de hacer ARTE si tenemos en cuenta que los modos diversos de producirlo no deben de ser tachados por la apariencia:

  • “Sound Wave” (2007), es la obra de la artista coreana Jean Shin, es una obra fabricada a partir de discos de vinilo derretidos. 



  • Esculturas recicladas 






  • Mural con libros.


No hay comentarios:

Publicar un comentario