sábado, 19 de mayo de 2012

Acción pedagógica en organizaciones artísticas y educativas




Para comenzar con el análisis del texto es necesario tener en cuenta que: parecemos pertenecer a un mundo en el que todo nos viene dado de antemano sin la posibilidad de poder intervenir en el. Sin embargo, con las ideas extraídas en este texto podemos afirmar un par de cosas, la primera es que lo público forma parte del patrimonio cultural que nos a sido relegado y al cual nos es fácil acceder (ya que se ve sujeto a muchas condicionantes que explicaremos posteriormente), con este planteamiento sugiere que lo privado por su parte tiene un acceso mas limitado pero las posibilidades que ofrece para quienes pueden acceder a él son mayores que las de lo publico. Asimismo, el deseo de cambiar algo surge en aquellas personas que se ven perjudicadas por ese algo. El poder en nuestra sociedad para conseguir un patrimonio cultural y artístico desde la propia cultura con contenido educativo, probablemente sean las bibliotecas publicas. Esta forma de acceso a la cultura es sencilla para quienes ya han accedido a ella, sin embargo no supone nada que exista un edificio para las personas que no quieren recibir esa cultura o no son conocedoras de su legado anterior.
Para hablar de cultura y educación, es preciso tener en cuenta los cambios que se han acontecido en torno a ellas, por lo que es necesario hacer referencia a sus tres posibles contextos; alta cultura, cultura de masas y cultura popular. Dicho esto, cabe destacar que siempre se ha optado porque aquello que provenía de la alta cultura fuese la cultura real admirada y seguida por las masas con el objetivo de implantarla en el entorno popular. Es decir, las clases más humildes no tienen poder de decisión en lo que se refiere a su cultura ya que lo considerado como correcto les viene implantado de las clases más altas.
Por otro lado, el sistema educativo era conocedor de esta cultura y tenia la misión de relegarlo y cederlo a la ciudadanía que en principio pudiese acceder a ella. Pero con el nacimiento del estado de bienestar, en el que se pretende mayor democracia en cuanto a los servicios públicos y la cultura, se entiende como algo común que debe estar a disposición de todos los ciudadanos. Por lo que se pretende buscar la eficiencia en la transmisión de la cultura por medio de los recursos disponibles para que lleguen al alcance de todos. Sin embargo esta perspectiva tiene connotaciones algo negativas ya que el ciudadano no es participe de lo que ocurre dentro y de alguna manera no se siente involucrado con aquello que se entiende con cultura. Con la aparición de la tercera generación de Estado, se persigue establecer una relación directa y verdadera entre los cambios y legado de la cultura con la participación del ciudadano. Ya no se trata de que la escuela sea la única fuente de conocimiento y transmisión de cultura, la cual en bastantes ocasiones la ha implantado de forma limitada, distorsionada o estratificada, sino que la propia educación que la escuela pretende sea a su vez un contenido de importancia para entender y aprender cultura. 
Es cierto que la importancia de la alta cultura siempre tendrá persistencia en el tiempo y su impacto y poder es el pionero de inspiración para seleccionar qué es cultura y qué no lo es. Es decir, el legado que esta ha transmitido debe ser rescatado por la propia ciudad, para tener la capacidad de entenderla y percibirla (no porque se lo digan en la escuela). Con este propósito de que la propia ciudad sea herramienta e instrumento de educación y por el cual se alcance el conocimiento de cultura de manera autónoma. Para este propósito es preciso mezclar sociedad civil con iniciativa privada, así será posible conocer la potencialidad ciudadana, desde una educación y cultura que los integre y cuente con su participación. Sin embargo este tiene un fuerte impacto para el tejido social de competencia entre ambas y todo lo que ellas conllevan. El poder exclusivo del neoliberalismo recaía únicamente en el poder burocrático, donde todos pagaban en función de su categoría y responsabilidad social, para posteriormente repartirse. El Estado no se concibe como una obligación publica ya que si se aplicase como sistema de bienes públicos la gente terminaría demandando cualquier cosa. La política cultural supone por tanto un capitalismo cultural para la sociedad del conocimiento, en la que la cultura sigue estando los que están más cerca respecto al resto. Esta globalización está lejos de ofrecer a cada ciudadano una movilidad y una separación, donde esta distancia permita al propio individuo alejarse y separarse cuando lo desee. Pero además la educación y la gran importancia que va adquiriendo, aportan la información de forma jerarquizada donde parecen necesarios medios y recursos para acceder a la cultura, porque de lo contrario no todos se benefician de la comunicación e intercambio de una mirada plural del mundo. Por otro lado la cooperación y el proyecto democrático implica; pagar impuestos, asumir un mínimo de leyes (con las que estar de acuerdo) que a su vez, requieren de unos mínimos que deben respetarse. Todo ello además genera una defensa al entorno educativo, como es el caso de las instituciones sociales educativas.
Como consecuencia o reacción ante este sistema se produce una inversión de papeles, en los que la cultura ya no es el contenido de la escuela, si no que este sistema que pretende integrar la educación como parte de la cultura, no consigue contactar ni beneficiar a las clases más bajas (a pesar de ser su objetivo) ya que son las clases medias bajas las que consiguen más beneficios. Incluso, algunas ideologías de izquierdas han considerado que el sistema educativo, en general, ha podido “atontar” a las personas ya que es una forma de “comprar” a las clases medias y bajas, que no terminaba con lo injusto capitalismo, porque iba encaminado hacia un capitalismo suave. La inversión en el legado cultural, tiene la capacidad de habilitar la evolución hacia una verdadera o autentica transmisión para las políticas educadoras.
La cultura, por su parte se empieza a “cocinar” en otra parte; departamentos de economía, urbanismo bienestar social… por lo que la difusión cultural y la distribución universal e ilimitada de sus contenidos renacen dos tareas urgentes como; una creación sostenible y el trabajo por una ciudadanía activa. Esto último debe entenderse con establecer ciertos tiempos para que pueda dar, como hemos dicho anteriormente, sin obligar ni persuadir a los individuos a que “participen”, lo cual genera que la libertad individual pueda verse coaccionada. Es decir, a través de la cultura se puede elegir el tipo de educación a pesar de que esta no responda ni conecte con una realidad objetiva. Por tanto la cultura también se ve expuesta a la dominación de un “Dios mercado” en el que los que están en la cúspide tienen un dominio mayor con lo que hacer y como llegar a ella. Sin embargo esta debe ser percibida como un patrimonio común al que todos los ciudadanos pudiesen acceder y, al mismo tiempo, tener la capacidad de contribuir en ella. Esto se puede conseguir por medio de la creación de códigos de comportamiento y sociabilización de nuevos y antiguos lenguajes, hoy en día esa clave puede estar de la mano de internet.
En el ámbito educativo existe una doble presión, por un lado la población cede de forma casi exclusiva toda la responsabilidad al sistema educativo y por otro, la transformación de la propia educación y su entorno provoca desajustes entre los valores percibidos por los dominantes y las prácticas ciudadanas (reales). Uno de los motivos de las críticas que recibe el sistema educativo es que es un reflejo de lo que sucede en el exterior, es decir los favoritismos hacia ciertos individuos pertenecientes a determinados grupos sociales, no deja de ser lo que sucede en el mundo exterior. 
En vista a todo lo expuesto anteriormente, es necesaria que se produzca una urgente relación complementaria entre lo local y lo global. En el que exista un pacto de ciudadanía que pretenda la defensa de lo público con una mínima adhesión a lo común, de esta manera será posible cambiar las cosas desde dentro. Para ello, es necesaria también la ética de reciprocidad en la que el ciudadano sea consecuente con sus opiniones y lo que defiende. Sin embargo, la clase media hoy en día percibe una cierta paz social, lo que le limita a tomar posiciones ya que no le afectan las diferencias sociales en la misma gravedad que lo hace en las clases bajas. Estas últimas tienen en su mano el poder menos de cambiar e intervenir en lo que ocurre en su contexto social y se ven limitados en sus actuaciones por lo impuesto por las clases altas (a las cuales no les interesa que se produzca dicho cambio). Por tanto, el acceso social a la cultura real contra la pobreza y marginación supone un compromiso con las generaciones futuras. Para ello es necesario implicar a las generaciones actuales y hacer participes aquellos que se sienten o están en riesgo de exclusión social ya que; alguien al que se le negó la ciudadanía no va a querer formar parte en lo que sucede en ella.
La idea principal para fomentar la participación, es la apertura hacia una democracia que entienda el significado de justicia social y sea capaz de rechazar la violencia, en todas sus manifestaciones. Sin embargo, esta tarea parece solo quedar en manos de las clases medias pero ellas también dependen de la dominación de las élites. Por ello, que no se pueda conseguir esa democracia es también fruto de un “chantaje” político, económico y social. 
Para conseguir una participación activa por parte de todos los ciudadanos es primordial poseer, como base de identidad la interculturalidad para conseguir la actuación no solamente cuando afecta a personas con cierto estatus quo, sino cuando perjudica al resto también. Al mismo tiempo es necesario contar con un contexto que, además de tener en cuenta la diversidad, sea consciente del dinamismo y los cambios que se producen dentro del mismo. Por tanto una forma de conseguir dichos objetivos seria a través de las red; debida a la cantidad de información y la libertad de buscar lo que se desea, se ha convertido en una herramienta única que despierta curiosidades y con la que se podría trabajar de forma mas dinámica atendiendo a esa interculturalidad y cambios.
El Estado, por su parte, se encarga de poner bibliotecas públicas al servicio de la comunidad, sin embargo no ayuda a fomentar el interés educativo de aquellos individuos que están excluidos de ese sistema. Además, fuera de estas “cuatro paredes” existen pocos sitios que acerquen al individuo a acceder a la cultura. Podemos llegar a especular que todo ello este bajo el domingo de “alguien” al que no le interese o beneficie que los individuos conozcan, crezcan y se interesen por aprender, ya que ciertos beneficios que la cultura otorga a aquellos que la dominan no serian equiparables si el resto de la población la conociese (de la misma manera que ellos). Dicho esto, es preciso señalar que a niveles ambientales, culturales, educativos, sociales y políticos que todo fuese igualitario para el conjunto de la población mundial dejaría paso a una situación insostenible.
La educación en el colegio por su parte, dista mucho de ser un arma para que se cree ese choque entre un legado y la cultura actual. Por tanto las personas deben ser informadas de los contenidos y disponer de autonomía suficiente para utilizarlos y manejarlos en su propio beneficio. Que al mismo tiempo es lo que la cultura occidental ya posee y como consecuencia se piensa dueña de manejar “a su antojo” a resto del mundo, en lugar de compartirlo.

Por último podemos observar dónde se ha llevado a cabo una forma de ciudadania activa, donde el ciudadano se sienta relacionado con su contexto, para tener en cuenta al espectador.

- En primer lugar el MUSEO ARTIUM, se encarga de impartir el arte de nuestro riempo mediante la exposicion de ciertas obras en las que existe cabida para la participación, mediando entre el público y el museo. Asimismo ofrece programas educativos donde hay cabida para el diálogo. Lo que interesa son las aportaciones que cada persona tenga que aportar.
Además es necesario mencionar de la importancia de la reflexion yauqe por medio de ella el aprendizaje y desarrollo formativo se puede hacer más patente. Por su parte el educador social es el encargado de mediar las visitas al museo de los interesados.

Pero además del museo como herramienta educativa y pedagóga que tenga en cuenta las demandas ciudadanas, existen programas para un público más general, como es en el caso de las familias, los jovenes o los adultos. Pero nos centraremos en las familias donde los niños son acompañados por adultos, amigos etc. para posteriormente participar en los talleres que están a su disposición, con el objetivo del aprendizaje de la experiencia compartida entre el niño y su familia.


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