lunes, 26 de marzo de 2012

“Antropología urbana”



Abordaremos un conjunto de ideas relacionadas con el mundo global. Ello parece reflejarse y sus efectos materializarse en un espacio que representa el mundo, las ciudades.
Debemos partir de un gran interrogante ¿Qué es la ciudad?, este enigma parece manifestarse pero no resolverse como definición única. Para adentrarnos en el misterio de las ciudades, deberemos conocer quienes las ocupan, o simplemente recorren. De un modo u otro, hablamos de individuos. ¿Pero el individuo requiere ser ciudadano? Bien, para formar parte de un mundo global que diariamente atrae transformaciones a cualquier rincón del mundo, la primera exigencia será vincularse a la ciudad que uno habite. La ciudad como explicaremos más adelante estará relacionada directamente con lo global, y los individuos que forman parte de ella podrán beneficiarse o por el contrario perjudicarse de esa globalización. Aquí emerge un problema, o formas parte del mundo al que estas siendo expuesto o te excluyen. Es común el dicho de que “la globalización es un momento en el que nos ha tocado vivir”, sin embargo ante dicha afirmación me encuentro en una posición dual. Por un lado, estoy en desacuerdo ante la idea de “momento”, porque más que un presente y un ahora constituye un proceso, y como todo proceso hay cambios en los que aún se puede hacer algo. La globalización no es algo finito y acabado, porque mientras nuestra indiferencia siga tomando partido, no podremos evolucionar junto a este proceso que por qué no, tantos beneficios podría ocasionar. Por otro lado, estoy de acuerdo ante la idea de “vivir en la globalización” ya que parece que nos hemos acostumbrado por llamarlo de alguna manera, e incluso insensibilizado ante las consecuencias que atañan este fenómeno en el cual seguimos sin tomar parte. Para alejarnos de este ciclo deberemos alejarnos de una identidad que se forma con productos comprados, deberemos elegir por nosotros mismos, para dejar de ser marionetas que disfrutan con lo que se impone desde arriba. Sin embargo, esto es algo complicado teniendo en cuenta que hoy por hoy no disponer de telefonía móvil supone estar excluido, y sentirse al margen de la evolución que sufre la sociedad actual. Por ello mismo no se trata de aislarnos sino todo lo contrario poder “formar parte de...”pero ¿cómo formar parte de una sociedad cuando quieres avanzar en oposición a aquello que la hace crecer? La solución quizá podría partir de plantear otras formas de tomar parte en ella, es injusta la opción de todo o nada, mayoritariamente preferimos el todo porque si no no eres nadie. 
Cuando nos referíamos a ocupar o recorrer las ciudades queremos decir vivir o convivir, o lo que es lo mismo vivir o estar. Y es que son cada vez más las personas que físicamente se encuentran presentes en un mismo espacio, pero que parecen alejarse de formar un vínculo con todo aquello que abarca o en el peor de los casos que engloba a la ciudad. No hablamos solo de personas, aquí entra la cultura, las formas de vivir, participar...Ello tiene mucho que ver con la pertenencia y la identidad. Ser ciudadano implica pertenecer a una ciudad, pero paradójicamente la pertenencia ya no está marcada por el lugar de origen, sino que queda más bien sellada por un juego de elementos culturales, que se nos han ido implantando poco a poco y de manera inconsciente en las últimas décadas y que ha venido de la mano del sonado fenómeno “globalización”.
Por tanto, cualquier individuo hoy por hoy está condicionado por este fenómeno que se extiende a la ciudadanía. Y en relación a la pregunta anteriormente planteada parece ser que a los individuos les queda lejos y bastante grande la palabra ciudadano, por lo que deberemos luchar por esa ciudadanía que es solo nuestra y de una vez por todas participar para decidir quién queremos ser y que debemos hacer para afrontar positivamente a un mundo totalmente globalizado. 
Una vez explicado esto podemos aventurarnos a reflexionar sobre las ciudades. Si nos paramos a pensar en una ciudad cualquiera las formas de relación, la política y economía parecen ser características propias a las de cualquier otra ciudad. Sin embargo, estamos equivocados. ¿Qué diferencia existe ya entre Londres y Nueva York? Ninguna. En las grandes ciudades, podemos emplear ya el término urbe, las diferencias que antes podíamos localizar con echar una simple mirada parecen no estar. Ni tan siquiera la geografía las diferencia y separa. Y es que la distancia se ha reducido cuando todo se ha masificado y empapado de relaciones. 
Todo esto ocurre de forma imparable, cada vez son más las personas de diferente procedencia que se asientan en una ciudad, cada vez son más comunes las relaciones a distancia que llevan a guetos, son cada vez más los países que unen las políticas y la economía, el famoso euro...pero esto no siempre ha sido así. Antes era común viajar a la capital del país para resolver asuntos de diversas cuestiones, pero ahora todas las ciudades gozan de las funciones políticas, culturales, educativas... Pero hay funciones que resaltan más que otras, la cultural es un ejemplo. La cultura predominante de Estados Unidos parece tocarnos,...de este modo cabe plantearse si dentro de unos años hará falta viajar a América para conocer mundo, porque el mundo de allí se hace visible aquí. 
Como bien se añade en este capítulo “las urbes son escenarios de lo que ocurre globalmente.
Pero no solo nos llegan “influencias” a nuestras ciudades, al mismo tiempo nuestra ciudad aporta cosas que otras no dan. Es como una especie de tira y toma que hace que las aportaciones no sean esporádicas sino que estén calculadas y tengan un por qué de abrirse hacia otros campos. Un ejemplo lo encontramos en los inmigrantes. El inmigrante deja cosas de allí donde vino pero vaya a donde vaya las aportará, reproduce imágenes de su país, es decir representa lo que allí era a través de diversas expresiones (la vestimenta, la comida...) poco a poco todas estas expresiones se fijarán de algún modo a la nueva ciudad. Sin embargo, como nos explica Holston y Appadurai, parece crearse una brecha entre el espacio nacional y sus centros urbanos ya que todas las expresiones que nos llegan de diferentes lugares parecen asentarse en la ciudad pero no el país. Esto trae consigo una consecuencia: se reinventa a la ciudadanía pero no se cambia a la nación, se ve claramente cuando un marroquí llega a la ciudad (Madrid) y en vez de aportar cosas a España como podría ser la gastronomía (cuscús) lo aporta únicamente a la ciudad por lo que solo participará en esa ciudad determinada quedando excluido de lo nacional. Al mismo tiempo, este individuo no conocerá la gastronomía Valenciana (paella). En conclusión, por mucho que llegue gente de diferentes naciones y por mucho que se hable de la globalización, si las personas siguen siendo nacionales no habrá interacción y España en este caso seguirá siendo igual de homogénea.
La crítica es clara, lo global parece invadirnos en muchos aspectos (mercado, economía...) pero al mismo tiempo nos excluye y aleja de muchos otros (heterogeneidad, conocimiento...). La ciudad debe ser representada con individuos diversos, para que lo cultural no quede en el olvido. Sin embargo, parece ser que si esto continua así, la unión y la reducción de distancia y de “espacios” harán que los individuos que los ocupan, los compartan hasta tal extremo que sus diferencias no se harán visibles. Lo particular de cada uno de ellos terminará por apagarse y quedará pobre pensar en un mundo uniforme, puesto que aquello que lo caracteriza es lo diferente y único de cada parte del planeta. Parece que los extremos no son del todo buenos, ni queremos uniformidad en las ciudades ni pretendemos que emerjan desigualdades. Las ciudades deberán reunir ambas condiciones, lo idóneo sería que si lo global se expande deje espacio a las diferencias. Pero esto se aleja demasiado de la realidad. 
Lo cierto es que en las ciudades globales dichas diferencias no tienen ya que ver con el color de piel, la manera de pensar...sino más bien con el impacto del capital que ha traído consigo un abuso de autoridad, sin querer diferenciar la necesidad de opulencia. Castell parece referirse a ello cuando nos menciona la fuerza del trabajo, por un lado mejorada, y por otro descualificada.
Ello hace que pensemos en una interacción alejada de la realidad, la fuerza de trabajo descualificada jamás podrá alcanzar a la población que ocupa una posición estratégica, que termina siempre por constituir una clase dominante. De este modo, la ciudad se transforma en una sociedad desigual y el mundo coge forma de lo que en las mismas se da. Nuevamente no habremos sido sujetos políticos para participar en ese espacio donde se nos refleja de nuestros actos o no actos. Precisamente esto es lo que nos hace alejarnos de la ciudadanía, nos impide formar vínculos, y construir una identidad social fuerte. La responsabilidad ciudadana debe partir desde aquí, ser ciudadano no equivale a ser cliente ni tampoco influenciarnos de puertas para adentro de una ciudad, porque las desigualdades seguirán invadiendo el resto de fronteras del país que aunque parezcan no estar en el discurso global, si toman forma en nuestra mentalidad.

Lo irónico de una vida desigual


Me dispongo a describir una imagen cargada de contradicciones, de un sin sentido de etiquetas que nos disponemos hacer día sí día también para simplificar un mundo que por desgracia no puede olvidarse de ser confuso. Crisis, ricos, pobres, trabajo, capitalismo, arriba, abajo...son palabras tan sonadas que suenan ya familiares, cercanas. 
¿Qué nos diferencia ya de los animales? La justicia, los derechos ni siquiera parecen rozarnos. Buscamos sobrevivir en un mundo inmerso de hambre económica, donde el reparo del depredador hacia la presa no existe, pero el miedo del atacado siempre sigue siendo el mismo. 
Por mucho que la presa intente huir de la malicia, siempre es alcanzada. Lo mismo ocurre en nuestra sociedad. La clase trabajadora se dispone a luchar para su supervivencia, que en definitiva llevado a lo humano supone trabajar. Sin embargo, el hombre siempre es pisado por una gran fuerza que adquiere muchos nombres: ricos, multinacionales, explotadores, dominantes...Como bien se refleja en la imagen, podemos ver dos tipos de vida excluyentes. Por un lado, la vida trabajadora, que busca vivir bien y que sigue confiando en la utopía del trabajo mercantil para dicho sustento. Por otra, la vida inactiva, que busca vivir mejor que bien, confiando en los otros para su fortuna. 
Confiar ciegamente en el trabajo supone no tener en cuenta que el paro, la explotación salarial, las largas jornadas laborales, los trabajos precarios y pocos valorados socialmente son riesgos que pueden tocarnos si no es hoy, mañana. La alienación a un trabajo mercantil no nos hace victimas sino cómplices de aquellos que por detrás parecen beneficiarse de nuestra desgracia. Para colmo damos las gracias de tener trabajo. 
La frase de la imagen “ME VAS A EMPOBRECER CON TU CRISIS” refleja al rico que no puede apoderarse de un ciudadano que a causa de la crisis deja de ser marioneta de consumo. Llevado al terreno animal, el depredador no podrá satisfacer sus necesidades alimenticias si la presa se extingue. Esa presa ahora en un ciudadano pobre. 
Podemos observar que lo fácil de esta situación es señalar al otro (ciudadano trabajador) como culpable del no progreso de su país. Pues, el paro sigue adquiriendo presencia y por tanto las consecuentes huelgas provocadas traen de la mano el sonado murmullo “menos huelga y más trabajar” que tenemos que soportar pero que por suerte no nos afecta. Sin embargo, debemos replantearnos qué es lo que buscamos en dichas huelgas, pues no parecen ser estimuladas para cambiar algo de la estructura social si tenemos en cuenta que la mentalidad infectada por la necesidad de un empleo, sea cual sea, provoca la permanente des-valoración de otros muchos puestos de trabajo. 
Al mismo tiempo, el rico sigue bañándose en oro mientras se encuentra bien sujeto a un banco que asegura su sustento. Detrás se encuentra todo ese dinero europeo que ni siquiera parecemos oler de lejos, pero que consiguen con nuestra compra capitalista. El champán que muestra la fotografía puede darnos idea de las grandes multinacionales que se benefician gracias a que los mismos ricos compran sus productos, es el pez que se muerde la cola. ¿Y la familia? La mujer de este gran señor es cómplice del atentado contra el progreso laboral femenino en la sociedad actual. ¿Cómo alcanzar igualdad de oportunidades si ellas mismas estás a la espera de lujos que no podrían pagarse independientemente de sus maridos?, A la vez siguen contratando unos servicios del hogar que hacen que el trabajo de quienes lo realizan siga siendo poco valorado en una sociedad que no avanza pues no valora más allá de lo que genera prestigio y dinero. A pesar de todo esto aún son muchos los que se atreven a decir que las mujeres no pueden aspirar a otros puestos, pero ¿cómo hacerlo si los trabajos libres que quedan nadie quiere realizarlos? 
Irónicamente el gato de la imagen parece bien cuidado, pero luego son los propios dueños los que tratan a las personas que ellos mismos explotan como animales...todo es contradictorio en un mundo donde la cadena alimenticia de la económica sigue estando presente, y donde los satisfechos necesitan más y más comida para asegurar su posición de dominación, como si realmente hibernasen.

domingo, 25 de marzo de 2012

Recorrido Jane Jacobs 7 de mayo en Santa Caterina


Durante el fin de semana del 7 de mayo de 2011 varias ciudades del mundo organizaron paseos recordando el trabajo de Jane Jacobs y su mirada crítica y cotidiana de los espacios urbanos. Este cartel nos indica que un lugar donde se realizó ese recorrido fue en el barrio de Santa Caterina en Barcelona. La idea era organizar un recorrido participativo, lúdico y basado en la experiencia de las personas participantes sobre cómo viven, sienten y se mueven por el barrio. De esta forma, suponemos que se consiguió un conocimiento mutuo de todos los ciudadanos y de aquello que en la ciudad concurría, no solo como una experiencia más sino como un modo de vida que les habría hecho ver la importancia de mantenerse unidos para vivir en una ciudad que les toca hasta tal punto de ser dueños de los espacios públicos que hasta ahora solo estaban físicamente pero no interactivamente.

Muerte y vida de las grandes ciudades






Jane Jacobs fue una divulgadora científica, teórica del urbanismo y activista político-social canadiense. Defiende un modelo que se aleje de las consecuencias que la modernidad en nuestros días trae consigo, de una ciudad no compactada en la cual las relaciones son frías, rechazadas e incluso vulneradas. Para este modelo propondría la seguridad basada en la confianza y el conocimiento entre todos los vecinos de una misma ciudad. Sin embargo, la seguridad hoy en día no es sinónimo de intimidad, la existencia de cámaras de seguridad, los móviles...invaden nuestros mundos ¿Qué supone esto? Vivir bajo la presión de un presente que necesita ser vigilado para así vivir en el miedo, coacción y en definitiva alejados de la libertad. Las cámaras de seguridad en realidad se convierten en cámaras de vigilancia, ya nos predisponen a desconfiar en el otro, los móviles suponen tener controlado al otro, por donde se mueve a donde va y hacia donde circula. Lo que podría nombrarse como el sonado abucheo que en millones de manifestaciones cívicas parece reprocharse “mucha policía, poca diversión”.
Hoy en día es impensable un mundo sin control, pero debemos repensar desde donde parte esta acción que parece ejercerse sin saber lo que ella implica, pues nuestras prácticas son moderadas desde arriba, pero en ningún sentido parte desde nosotros mismos. Parecemos alienados a una ciudadanía, en donde nuestras capacidades y elecciones siguen siendo manejadas.
En el caso de países desfavorecidos el control a penas parece ejercerse, quizá porque lo que allí se da no interesa ser vigilado, puesto que los escasos efectos de la globalización allí apenas pueden ser aprovechados.
Por tanto, la existencia de espacios públicos ayudaría a la creación de vínculos entre los ciudadanos. Crear vínculos sugiere estar en confianza, y esta se formará con el tiempo, a partir del contacto no calculado sino causal entre las personas en dichos espacios. La falta de esta es un desastre para la ciudad, generaría un egoísmo por parte de las personas afectando así a las calles y a la formación de “gente anónima” preocupada solo de sí misma. Se trata de un modelo que no se genera con las implantaciones de normas por parte de la autoridad o normas cívicas, vivir bien no significa mantener un orden que parta desde arriba, sino a través de la creación de espacios públicos donde a gente pueda compartir sus pensamientos y formas de pensar para mejorar la vida en sociedad.
En estos espacios se aprende a mediar, ceder y reconocer a las demás personas que forman la comunidad tanto sus diferencias como necesidades. ¿Si tantos beneficios traen consigo, que es lo que impide el contacto?
La vida moderna no limita dichos espacios, pero si impide que en los mismos se consiga la cercanía, puesto que los espacios son poco pensados y adecuados para que en ellos surja. Ante la falta de estos el contacto se vuelve pobre, y es que la segregación y discriminación finalmente afloran.
La relación de las personas con los espacios públicos facilita la sociabilización y eliminan el miedo que la gente tiene en su comunidad. Jacobs aporta unas claves para que los supuestos ciudadanos puedan empezar a tener contacto con sus vecinos, ello ayudará a la gente a sentirse cómoda en los espacios públicos, aportándoles al mismo tiempo unos beneficios en su desarrollo como persona.
Un elemento clave dentro de las ciudades es el tejido comercial es decir, tiendas, negocios, comercios..., ya que para que la gente se sienta segura dentro de la ciudad, tiene que ser vista y oída en los espacios públicos. Otro elemento clave es la planificación de la ciudad, entendida como la forma de organización de la misma, donde esta planificación se abordará según las necesidades de los ciudadanos que allí residen y de las propias relaciones existentes entre ellos. Sin embargo, una ciudad hoy por hoy es una urbe globalizada, en la cual los espacios tienden a ser los mismos, frecuentándolos usuarios del mismo lugar pero que ni siquiera se conocen.
Los McDonald se ubican en cualquier ciudad del mundo, pero no es un espacio dedicado para la interacción, sino dedicado a la entrada y salida de personas, donde el que pasó por allí no habrá sido capaz de quedarse con algo de ese tránsito de la ciudad que aunque no lo parezca también es suya.
La planificación tradicional dirigida desde arriba (el estado) sigue sin tener en cuenta las necesidades de las personas y las experiencias que ha tenido el lugar (que proyectos han funcionado y cuales han creado conflictos sociales). La planificación de la ciudad ha de darse desde las necesidades y experiencias de la población (desde abajo) hacia el estado (hacia arriba). Lo idóneo sería que la planificación se realizara entremezclando los centros de trabajo de los padres y los establecimientos comerciales para conseguir una educación en sociedad.
No debemos olvidar que a la hora de planificar la ciudad tenemos que crear espacios donde la gente pueda dar vida a estos, de lo contrario se convertirán en espacios vacíos que terminarán así por degradarse y convertirse en espacios deshabitados, a la vez que temidos y peligrosos. Un ejemplo de ello son los parques, dependiendo del uso que se le dé al parque y de las necesidades que los niños presenten, se ocupará o no ese espacio.
Sin embargo, una acera animada presenta aspectos positivos para el niño tan importantes como pueden ser la protección y seguridad. Estos necesitan las aceras para practicar toda serie de deportes, ejercicios o habilidades físicas que llevará al menos a su desarrollo y al contacto de estos con los adultos que les enseñarán aprendizajes de la vida para alcanzar un aprendizaje en sociedad. A la vez las aceras deberán ser lugares amplios puesto que proporcionan seguridad a sus ciudadanos, sirviendo como vida pública y como educación para los niños. Será así como los “futuros” ciudadanos podrán interactuar con el entorno, donde se pasará de actividades muy planificadas (colegio) para educarse en otras que se alejen de la programación rígida por ejemplo, en su tiempo de ocio. Una vez que el niño crece, las actividades no planificadas que se hacían anteriormente van cambiando y evolucionando hacia nuevos intereses, pero aquello que no cambiará será los beneficios que esa interacción tiene para los niños en la sociedad.
Tonucci en su libro “La ciudad de los niños” nos critica del mismo modo, la forma en que las ciudades estaban estructuradas, y mencionaba la importancia de una ciudad planificada entorno a las necesidades de los niños.
Programas como “bus a pie” o “cien pies” tienen mucho que ver con la idea de ciudadanía, ya que por un lado se favorece un mayor conocimiento de la ciudad por parte de los jóvenes, pero por otro se combate el sedentarismo, se mejora las relaciones entre los jóvenes y se evita el número cada vez mayor de niños que van en coche a las escuelas. Estos programas resultan de gran interés si tenemos en cuenta que en los últimos años todo ello se ha incrementado no solo en las zonas urbanas sino que en las rurales también ha adquirido forma. La razón de este acto cada vez más frecuentado y apoyado por los padres se justifica con la escasa seguridad que existe en las zonas. Los padres empiezan apartando a sus hijos de la calle porque creen que esta es un peligro, y terminan por apuntarlos a campamentos o actividades deportivas donde creen saber que sus hijos estarán más seguros.
Hoy en día no resulta nada raro el amplio número de niños apuntados a actividades extraescolares, sujetos por tanto a un horario apretado donde se termina reduciendo el tiempo libre del niño, las relaciones de este con sus amigos o familiares, sus tiempo de ocio...
Estas actividades aportan innumerables ventajas para la educación de los niños y sirven como forma de complementación en el colegio, pero a veces resulta excesivo llegando incluso a situaciones estresantes que quitan tiempo para otras igualmente necesarias en su desarrollo.
Los padres apuntan a sus hijos a esas actividades porque no quieren que se pasen horas sin hacer nada para que así estén entretenidos, y a la vez los mantengan fuera de la calle porque estos lo ven como un sitio peligroso. Incluso muchas veces los padres apuntan a los niños a actividades que a los padres les hubieran gustado hacer. Con esto lo que estamos consiguiendo es una estricta planificación de los días de los niños desde que se levantan hasta que se acuestan, con la finalidad de que el niño no esté parado y esté haciendo algo en todo momento. Los padres ignoran que la ciudad es una fuente de conocimiento y experiencias que los niños necesitan para formarse y aprender lo que es la vida social. Con esta planificación máxima del adulto hacia el niño lo que estamos haciendo es robarle su intimidad, por eso es normal que busque sus momentos de ocio e intimidad cuando encuentra la oportunidad.
Los videojuegos son un claro ejemplo, los niños quedan condenados en sus casas a una práctica virtual que parece alejarse de la realidad, pero de la cual son dueños. Este entretenimiento les hace sentirse partícipes, ser ellos, tomar decisiones algo que en sus casas y en la ciudadanía no pueden ejercer como tal. De este modo, sus padres asumen los riesgos de dichos juegos como una falta de tiempo, que se aleja de lo educativo, pero al mismo tiempo supone un alivio para los mismos, ya que sus hijos encuentran en sus casas seguros y al mismo tiempo sumisos.

¿Cómo rompemos con esa planificación máxima que tenemos hacia los niños?

Tal vez la respuesta a esta pregunta sería dar al niño la capacidad de elegir lo que quiere hacer y lo que no dentro de unos límites pedagógicos marcados, es decir, proponerle múltiples elecciones donde él puede elegir lo que quiere y cuando quiere hacerlo para que tenga el derecho de llevarnos la contraria y poner esa idea en juego. No siempre hay que obligar al niño a hacer algo, hay que darle el derecho a poder elegir y si no quiere hacer nada tenemos que trabajar ese “nada” para llamar su interés y que realmente lo que quiera hacer lo haga porque realmente le gusta y no porque tiene la obligación de hacer algo.
Los padres se tienen que replantear en todo momento cuanto tiempo quieren que el niño le dedique a esas actividades para no sobrecargarle y tener siempre presente que el niño tiene que dedicar un tiempo a jugar sin otras responsabilidades para que pueda interactuar con personas de diferentes edades en la ciudad, interactuar con su entorno le producirá ventajas en su educación como cualquier otra actividad. Además hay que elegir las actividades que sean más acordes a su personalidad para que vayan con ilusión y motivación y no se convierta en una obligación.


Noticia sobre los dos proyectos “Bus a pie” y “Cien pies”
http://www.diarioinformacion.com/alicanti/2010/06/08/adios-autobus-escolar-colegio-piebr/1016886.html

http://www.yorokobu.es/cien-pies-un-proyecto-para-recuperar-el-habito-de-ir-al-colegio-andando/

Padres y actividades extraescolares de los niños:

http://www.padresonones.es/noticias/ampliar/697/actividades-extraescolares-estresamos-a-los-ninos%3F

Las Multinacionales




Hoy en día tenemos un sistema económico capitalista en la que todo lo controlan las grandes empresas, hasta nuestras carreras en castilla la mancha están controladas por el banco Santander. Las multinacionales son las instituciones dominantes hoy en día, donde el principal objetivo es ganar el máximo dinero posible en cualquier sector sin tener en cuenta la sociedad que le rodea ni siquiera sus trabajadores, solo se preocupan por sus acciones. Hay empresas que producen bienes y servicios positivos para nuestra comunidad, el problema reside en la búsqueda de beneficios, estas multinacionales tienen esa búsqueda de beneficios como un interés fundamental que esta incluso por encima del bien público.
No hay duda que existe un domino abrumador de un reducido número de empresas sobre la producción y el comercio en todo el mundo. La gente nunca se ha parado a pensar porque cuando pide un Cola-cao utiliza esta palabra para referirse a cacao en polvo o porque cuando quieren pan de molde lo piden como pan Bimbo. Estos son claros ejemplos donde estamos sustituyendo parte de nuestro vocabulario por el nombre de estas empresas multinacionales afectando claramente a la cultura de nuestro país. Además hoy en día la publicidad por estas empresas nos bombardea en cada segundo de nuestras vidas un ejemplo lo tenemos en internet donde al acceder a una página de información es muy difícil que en menos de veinte segundo no hayas visto más de diez marcas o empresas consecutivas.
Las multinacionales no llevan solo inscritas marcas prestigiosas, existe otra forma de consumo masivo, los medicamentos. La política queda unida a las grandes empresas y estas se aprovechan para hacer uso de sus productos a escala global.
En el Documental “Operación Pandemia” nos expone un fomento hacia el socorro de un medicamento provocando el escándalo para su consumo. EEUU como se muestra en el video, apuesta por dicho medicamento pero al ser la gran potencia llega hasta nosotros, el resto de Europa,  donde  temiendo por nuestras vidas nos esperanzamos en las firmes palabras de un político donde su discurso queda enmascarado de corrupción. De esta forma el medicamento ha sido “expuesto como la pólvora a nivel mundial” donde buscaremos hacernos con ese medicamento.
Por otro lado, los medios de comunicación hacen que ese miedo se interiorice, nos sensibilizan con algo que se nos escapa de las manos: la salud, donde no puedes elegir. Los medios de comunicación se convierten en multinacionales y nosotros nos agarramos a los políticos que en dichos medios aparecen  confiando en su poder perverso pero esperanzador  para nosotros.


Multinacionales que Controlan el Mundo-Instituciones o psicópatas:


Operación Pandemia:


viernes, 23 de marzo de 2012

El interés; dueño del mundo es

Reincidentes - El safari

Colega; nos vamos de safari, a Tanzania o más allá
disfrutaremos las esquisiteces del gran reino animal
la mano de obra nativa poca pasta nos va a costar
son carne de patera, invernadero o paredón

Tomaremos la Sabana, cazaremos hasta lograr
una colección de especies, expolio terminal

Y luego colocaremos sus cabezas en mi casa, en el salón
en tomando unas cervezas, y al final pa' rematar
tejeremos con sus pieles ropa pá nuestras mujeres
quedaremos como héroes  entre tanta mediocridad

Mostraremos la opulencia, llenaremos tó de mierda
son países atrasados; que más da

No es instinto ni necesidad
sólo morbo y vulgaridad
¿es qué no se va acabar
tal miseria cerebral?

Colega, aunque son sólo residuos, queda con esta mentalidad
mucho bestia del primer mundo que no sabe ya en que gastar
otras veces es un negocio para el lujo y el vacilar
devastándole su tierra al que nunca tuvo ná

A ver si de una vez desollan a esta panda de gilipollas
abonando aquellos campos con ilusión

No es instinto ni necesidad
sólo morbo y vulgharidad
¿es qué no se va acabar
tal miseria cerebral?




“No habrá justicia mientras el hombre se pare con un arma y destruya a aquel que es más débil que él”







Si todavía no hemos sido capaces de apiadarnos de las criaturas más vulnerables que nos rodean, ¿cómo vamos a ser capaces de confiar en criaturas que pueden esconder la misma maldad que poseemos nosotros mismos? ¿Cómo podemos exigir participación y ciudadanía?

La realidad de esto, y por tanto el problema, es que si algo no tiene la posibilidad de servir al ser humano para conseguir privilegios, o no es de interés; parece que no tiene que ser protegido o fomentado. Al igual que con el trato a los animales se hace con los espacios públicos, de tal manera que cuando no se pueden utilizar para un beneficio personal dejan de interesar, dejan de ser tratados correctamente e importa menos su estabilidad o condición dentro de la sociedad.

Algunas veces se puede cuestionar; ¿quiénes son realmente los irraccionales? sin embargo a esta pregunta no podemos responder que lo sean los seres humanos, ya que son conscientes de sus actos y tienen muy presente lo que hacen y lo que pretenden conseguir.

¿Cómo podemos esperar participación si no nos importa la situación de los demás?





Nach - En este mismo instante

En este mismo instante alguien se despierta en la ciudad y alguien cierra sus ojos para dormir o para soñar o simplemente para no ver su realidad. Alguien espera en una esquina, y alguien camina sin rumbo calle abajo. Una pareja discute y un ejecutivo corre hacia su puesto de trabajo. En este mismo instante alguien se besa bajo la tenue luz de una farola. Alguien mata y guarda su pistola. Una mujer enciende su gramola y aquella vieja canción no la hace sentir tan sola. Un anciano dice hola y un recién nacido dice adiós, o hasta nunca, o hasta siempre, mientras alguien de repente siente que una vida crece en su vientre. Una chica se despide de su novio en un andén mientras se sube en ese tren que acelera trepidante. Alguien distante, bucea en vasos de voka, uno tras otro y otro, y ya van doce. Una niña se mira en un espejo y apenas se reconoce. Un marido se corre en la boca de una mujer que no conoce. En este mismo instante un estudiante cierra un libro y sabe que lo aprendido le hace sentir más sabio y también más confundido. Una mirada se cruza entre dos desconocidos que si se hubieran conocido serían el uno para el otro. Alguien vende su cuerpo y alguien compra medicamentos para perder parte de él. En este mismo instante, un chico rico se mete un pico para sentirse a salvo y un chico pobre se mete en un equipo para ser como Cristiano Ronaldo. Alguien halla resguardo en el sueldo de un trabajo fijo, y alguien en un crucifijo y alguien en el cobijo de un cartón que sirve de escondrijo. En este mismo instante un hijo ejemplar es feliz comiendo regaliz y una madre que sabe que su amor no será barniz ante otra cicatriz de su hijo, problemático. En este mismo instante, alguien abre un regalo y alguien un bote de barbitúricos. Alguien abre su mente, y alguien sus piernas. Alguien dice, no me dejes nunca, y alguien dice, no quiero que vuelvas. En este mismo instante, alguien da un abrazo y alguien un puñetazo. Alguien está sintiendo los ojos del rechazo por ser demasiado oscuro, o inteligente o gordo o afeminado. Alguien anda abandonado con la mente perdida y alguien se siente perdidamente enamorado. En este mismo instante, un presidiario charla con sigo mismo tan solitario. Una familia numerosa se sienta a cenar y lo único que se oye es el telediario. En este mismo instante, alguien está viviendo su más mágica experiencia y alguien sube a una ambulancia de camino a urgencias. Alguien está dando clases, alguien tumbos. Alguien está dando las gracias y alguien gritos de socorro. En este mismo instante, una pareja folla apasionadamente y un ejecutivo sale de su puesto de trabajo. Alguien sigue esperando en esa esquina y alguien camina sin rumbo calle arriba. En este mismo instante, alguien se despierta y alguien cierra sus ojos.




En torno a esta pregunta giran dos ideas; la primera es que una persona no va a ceder a participar en un proyecto cuando se invade su espacio personal. Pero por otra parte tampoco cederá si siente que su actuación no va a despertar un posible cambio en el proyecto. Además podemos plantearnos la siguiente cuestión; ¿cómo esperar compromiso social entre las personas cuando ante la duda de saludar a un conocido se suele optar por no saludarlo?
Esta canción refleja que no importa tanto lo que seamos o quienes seamos cada uno, sino más bien quiere darnos a conocer que todo aquello que nos pasa, nos preocupa, nos alegra y desilusiona de forma individual, también nos está ocurriendo situaciones similares a todos aunque nos cueste salir del ensimismamiento. Con esta crítica pretendemos ver más allá y percibir que los individuos pueden conseguir mayores beneficios de forma grupal que individual. Haciendo alusión a la canción, el hecho de ver que hay personas en situaciones similares nos puede hacer que lo personal se haga más llevadero o se reduzca su importancia.

¿Somos capaces de ver más allá?


Vivimos sin preocuparnos de lo que pasa fuera, pero siempre pendientes de lo que nos pasa a nosotros mismos, de lo que nos afecta. Sin embargo, no se trata de mirar sino de ver más allá, no se trata de oír sino de escuchar. Pertenecemos a un mundo absorto en el “yo”, que gira entorno a lo que nos conviene, nos interesa, nos preocupa, nos motiva… incluso tenemos una forma de mirar al otro egoísta, siempre desde la superioridad o la compasión. 
Aquello que le pasa al "otro" parece preocuparnos si en cierto modo nos beneficia, quizá es un sentimiento de culpa. Un ejemplo lo encontramos cuando somos los únicos en recibir un aprobado en la nota de un examen. Esta situación no solo parece perjudicar a los demás,sino también a nosotros mismos, pues no parece importar tanto el esfuerzo que empeñaste en el estudio y constancia para dicho examen, sino el simple hecho de haberlo aprobado. 
Aunque esto sea un problema creado por el pasado y que se ha ido consolidando cada vez más en el presente, no deja de ser nuestro problema , y tampoco deja de ser nuestro mundo o realidad; “si todas las personas hicieran una buena obra al día, estaríamos más cerca de conseguir la paz mundial”. 
La ciudadanía debe reinventarse, crecer y por qué no beneficie de lo que es suyo. Ya nada es únicamente de alguien, todo nos pertenece a todos y deberíamos sentirnos dueños de ello. Mencionaremos que no todos pasan por este bonito viaje, y los que si lo hacen en parte se debe a que otros no puedan pasar por el. No se trata de pocos recursos planetarios sino más bien de recursos que egoístamente quedan poco compartidos. Querer alcanzarlos sea cual sean los obstáculos no suponen un problema cuando la necesidad se hace presente, se sacan fuerzas de donde sea con tal de alejarse de un mundo no acorde para cualquiera de los que pisamos tierra. El derecho que tanto defendemos democráticamente debe hacerse sonar para que todos podamos volar libremente por el mundo.



El espacio público como ideología


“Me gustaría hablarte un poco de mi, de mis recuerdos, de mis sueños, de aquello que añoro, de todo lo que me hace no sentirme reconocido por la gente del lugar. No recuerdo muy bien cuando empezó todo, en realidad no recuerdo si este sitio fue alguna vez muy diferente de cómo lo es ahora, lo único que recuerdo es llevar aquí demasiado tiempo al servicio de la gente tanto de los que lo desean como de los que pretenden destruirme, de aquellos que no me valoran o simplemente me ignoran. Se trata de gente muy diferente, gente con la que es difícil cederles mi hogar y otros con los que es muy agradable hacerlo, aun así son pocos los que se han parado a rendir cuentas de mis derechos, o de mis deseos; los que tienen en cuenta lo que me gustaría ser y para lo que en realidad estoy con ellos. Pero la realidad es que me toca convivir con todos.

Para acercarte más a mi historia, empezaré a hablar de lo que ha producido importantes cambios en las generaciones, aquello que ellos denominan educación:

Tengo que decir que la educación me ha beneficiado en muchos sentidos, ya que ha conseguido aportar; civismo, urbanidad, buenas prácticas, participación, consenso… Sin embargo observo que a través de esto existen grupos de personas que lo utilizan para acciones que nada tienen que ver con esos principios, aunque lo pretendan maquillar como tales.

Lo que he podido percibir durante todas las generaciones ha sido una especie de batalla urbana y humana, donde parece ser que la única forma de obtener cambios es la desobediencia al sistema y no por medio de la propia educación. Observo edificios con pintadas en contra de ese sistema, hacia el gobierno, el Estado, también observo a personas saliendo a la calle por reclamar sus derechos, pero también me doy cuenta que existen edificios destinados a la educación y por eso me pregunto muchas veces ¿Qué es lo que falla? ¿Qué no se hace bien dentro de estos sitios? Pero a fin de cuentas parece que la realidad en la que se ven sumergidas estas personas es mucho más compleja y depende de numerosos factores e intereses. Y bien es cierto que este lugar nunca ha dejado de moverse por esos intereses, por el egoísmo de todas las personas que hoy en día giran en torno a algo que ellos llaman dinero.

La paradoja es que las personas encargadas de la educación deben convertirse en cierto modo en revolucionarios; ya que a través de la acción se puede mejorar al individuo, la ciudad y así a la sociedad.

Por eso me pregunto si es necesario llegar a la desobediencia, a la revolución, para que los obreros de este lugar dejasen de estar dominados en este tablero. Ya que son guiados por los planes que traman gentes de las élites, que se suponen que velan por su seguridad. Estos últimos suelo verlos pasear con sus lujosos coches, con prisas y casi nunca suelen prestarme parte de su tiempo, ellos reciben el nombre de clase dominante. Estos grupos apoyados por el Estado camuflan sus discursos, dependiendo de lo que reclame el momento histórico, pero siempre lo hacen para ganar, un discurso que pretende sensibilizar pero con fines perversos. Por esto me gusta hablar de juego en el que la otra mayoría, los obreros optan por guiar su educación entorno a una ideología que, independientemente de la que sea, se dejan dominar por la imposición de esos discursos, sin que parezca importarles la realidad de sus intenciones. Pero una ideología que para algunos se basa en hacer el bien, para otros consiste en buscar beneficios y para otros es una máscara que utilizan en su beneficio. Ante la creencia errónea de que los jóvenes son más fáciles de cambiar, existe su fuerte ideología ciudadanísta, en la que mi función cobraría especial importancia 

Quedando sometidos por un control de poblaciones que pretenden controlan sus movimientos; satélites y cámaras de seguridad, campañas de civismo etc. Este juego de poder genera diferencias en cuanto a estas personas que son definidas y marcadas por el estatus social; lo paradójico de esto es que todos conviven de acuerdo a una democracia, pero objetivamente veo que no es igual para todos y ni a todos se les exige lo mismo. Por la parte que me toca, decir, que no sé si me gusta que se construyan iglesias donde se prefiere ayudar a las personas de dentro, las que no parecen necesitarlo, que al vagabundo que está fuera. Por eso me pregunto en varias ocasiones ¿hasta qué punto se tiene en cuenta lo que deseo? Ya que yo busco ceder los mismos derechos a todos los habitantes y sin embargo son ellos los que se reparten los privilegios.

Para que tales desigualdades quedasen abolidas, parece ser complicado ya que la identidad real o atribuida de ciertos individuos los coloca en excepción con el resto. Aunque por otra parte escucho un sinfín de; slogans, refranes, canciones, frases hechas y ojeo pancartas, pintadas que me devuelven en gran parte la ilusión, como; “la unión hace la fuerza” Pero de vuelta a la realidad y en la práctica ¿realmente lo llevan a cabo? Lo que puedo ver es que cada vez aceptan más reacios el hecho de ser dirigidos o mandados por alguien, lo que genera esa actitud es que impide el liderazgo de ciertos individuos que están preparados para determinadas situaciones y que cuando es necesario y un derecho el ser iguales ceden ante la dominación de las clases más altas. O dicho de otra manera, se enfrentan con los que de una manera u otra son los débiles o con los que “pueden”.

He podido comprobar que estas gentes necesitan estímulos (optándose ahora por los centros comerciales) y soy consciente que también influye la conexión entre las zonas y la división en la que en el centro suelen situarse las clases altas con tantos centros comerciales donde mi papel cobra poca importancia. Y por otro lado los suburbios, que reciben connotaciones negativas y curiosamente es dónde las personas hacen más uso de mí y mis posibilidades.

Pero la verdad es que siempre estoy dispuesto a recibir a niños que me hagan compañía con sus risas, sus juegos, sus carreras… me divierten. En cambio detesto que me ensucien con envoltorios de tabaco, botellas vacías, bolsas, embases etc. pero sobretodo no soporto su dependencia de los coches. Me gustaría ver qué valores como ciudadanía cobrasen cada vez mayor sentido, junto con el de igualdad, universalidad o democracia. Para o que existiesen usuario practicando los derechos que hacen o deberían hacer posible el equilibrio entre un orden social desigual e injusto y no dejándose llevar por los dominantes o las propias masas.

Para finalizar añadir, que a pesar de todas las cosas que no me gustan de mis inquilinos, me gusta apoyarme y confiar en su razón, ya que gracias a ella también han realizado cosas magnificas. Pero por mucho que me maltratéis siempre estaré ahí o lo que dejéis de mí es vuestra elección lo que queréis que sea.

Fdo. Espacio Público